El patrimonio arquitectónico malagueño está de enhorabuena, y no es para menos. La cal vuelve a utilizarse, concretamente en las obras de restauración del número dos de calle Santa Lucía, edificio del XIX más conocido por haber alojado en sus bajos a la emblemática joyería Ghiara, negocio que fue sustituido por la popular confitería La Española, y finalmente por la boutique de moda Charo. El edificio destaca además por las magnificas decoraciones de placas de mármol gris veteado, traídas desde Italia a propósito para colocarlas en el bajo comercial.
Los edificios del siglo XIX solían revestirse exteriormente de un fino revoco de cal coloreado, también conocido como estuco, que embellecían el inmueble a la vez que lo protegía eficazmente de las inclemencias climatologías, ya que este tipo de revestimientos eran y siguen siendo de una calidad envidiable. A pesar de ello, la tendencia en el Centro Histórico hasta ahora era la de ejecutar un enfoscado y revestir con pintura al silicato en el mejor de los casos. Rompiendo con esta tendencia que no respetaba la esencia del edificio ni la calidad del resvestimiento original, el equipo técnico encabezado por el arquitecto Antonio Díaz Casado de Amezúa ha apostado por recuperar la técnica original, volviendo a revestir la fachada con estuco de cal pigmentada.
El procedimiento de ejecución de este tipo de revestimiento pasa por realizar en primer lugar un enfoscado base a ser posible de cal aérea. En este caso se ha optado por un mortero predosificado de cal hidráulica que ha favorecido en su ejecución la inexperiencia de los operarios con este tipo de material. Sobre el enfoscado base se ha realizado el estuco, en dos manos, la primera que ha regularizado totalmente el soporte, y la segunda como acabado. La dosificación del mortero de estuco ha sido 1 parte de cal aérea en polvo por cada 2 partes de árido (calcita de hasta 0’1mm de diámetro máximo). En el procedimiento se ha tenido especial cuidado con el volumen que se amasaba de mortero, de tal manera que siempre fuera el mismo para que al añadirle la pigmentación no hubiera cambios de tonalidad entre una amasada y otra.
El proceso ha finalizado con la aplicación de un sellador de silicato para proteger el carbonato cálcico de la agresiva atmósfera urbana, además de aportar una cierta estética final.
Para la ejecución la constructora Bilba se ha servido de uno de sus albañiles mas experimentados (Cristobal) y de Red Verde, empresa de materiales para la bioconstrucción, donde Rafael Cintora además de materiales, ha suministrado un inestimable asesoramiento.
Quien se pregunte por el costo de obra, no se trata de un revestimiento caro (aunque es de inmejorable calidad). En un edificio al uso se ejecuta un revoco fino como terminación de la fachada y posteriormente la pintura. Con esta técnica esas dos operaciones se engloban en una.
Las carpinterías también se han conservado, y cuando no ha sido posible su conservación se han reproducido de forma idéntica a las originales. |
Detalle de la terminación |
El propio encargado reconocía que la dificultad de la aplicación radicaba en la necesidad de práctica, la misma que le falta a las generaciones mas jovenes de albañiles, que carecen de centros de formación y escuelas de maestría para estas labores tan elementales de albañilería. Guiño para las Administraciones, Junta y Ayuntamiento, encargadas de la (nuestra) educación.
Mortero utilizado en el enfoscado base |
Aunque estamos acostumbrados tristemente a una tendencia destructiva con el patrimonio, son estas valientes acciones, silenciosas y sin reconocimientos, las que van sumando a recuperar la excelencia y la calidad en la conservación del patrimonio con técnicas tradicionales, traicionadas por el prejuicio de la etiqueta de antiguas, aunque superan con creces en calidad, durabilidad y belleza a los revestimientos actuales. Todo un lujo para el Centro.